Atrofia y sequedad vulvovaginal
¿Qué es?
¿Por qué ocurre?
Síntomas frecuentes
¿A quién afecta?

¿Qué es?
La atrofia y sequedad vulvovaginal describe cambios en la mucosa vaginal y la piel de la vulva que se vuelven más finas, menos elásticas y con menor lubricación. Esto puede causar molestias en el día a día y dolor durante las relaciones. Es muy frecuente a partir de la menopausia y, si no se trata, tiende a progresar.
¿Por qué ocurre?
La causa principal es la disminución de estrógenos, pero no es exclusiva de la menopausia. También puede aparecer:
- Tras tratamientos oncológicos (p. ej., cáncer de mama) o radioterapia/quimioterapia.
- En el postparto y la lactancia.
- Con anticonceptivos hormonales de larga duración.
- Por envejecimiento, estrés y ciertos medicamentos (p. ej., antihistamínicos, antidepresivos).
- Por tabaquismo, ejercicio muy intenso, uso de productos irritantes, o problemas de salud como diabetes o enfermedades autoinmunes.
- Sequedad y escozor vulvovaginal.
- Molestias o dolor con la penetración (a menudo en la entrada de la vagina/horquilla) y disminución de la lubricación.
- Grietas o microfisuras en los labios.
- Ardor al orinar, infecciones vaginales o urinarias de repetición.
- En algunos casos, sangrado tras las relaciones.
Muchas mujeres notan primero incomodidad por falta de lubricación; con el tiempo, puede evolucionar a dolor intenso si no se interviene.
Puede afectar a mujeres de cualquier edad, con mayor probabilidad en menopausia y en mujeres en tratamiento hormonal o oncológico. A menudo está infradiagnosticada porque muchas pacientes no consultan pese a los síntomas.
Tratamientos disponibles con enfoque personalizado
La elección se hace tras valoración médica y, en ocasiones, se combinan varias opciones para un mejor resultado:
- Hidratantes/lubricantes de uso regular.
- Estrógenos locales (si están indicados por tu especialista).
- Ácido hialurónico para hidratar y mejorar la elasticidad.
- PRP (plasma rico en plaquetas): microinfiltraciones que estimulan la reparación tisular. Útil cuando el dolor o la sequedad se concentran en la entrada vaginal, cicatriz de episiotomía o horquilla vulvar.
- Láser vaginal (p. ej., fraccionado): aporta calor controlado que impulsa la neocolagénesis y mejora la hidratación y el grosor de la mucosa en toda la vagina.
La clave está en saber cuándo y cómo combinarlos para tratar tanto la zona más sensible (vestíbulo/horquilla) como el canal vaginal.
- Son procedimientos que se realizan en consulta.
- Suelen requerir pocas sesiones, espaciadas según respuesta clínica; pueden pautarse mantenimientos.
- La vuelta a la rutina es rápida; se indicarán cuidados básicos (higiene suave, evitar irritantes y fricción intensa en los primeros días).
- Aumento de la hidratación y lubricación natural.
- Disminución del dolor en las relaciones y del escozor diario.
- Mejora de la elasticidad de la mucosa y de la calidad de vida.
- Reducción de infecciones de repetición asociadas a la atrofia.
Nota importante
Algunas situaciones (p. ej., cáncer de mama o medicación específica) requieren indicaciones y precauciones concretas. Por eso, es fundamental una valoración individual para definir el plan más seguro y eficaz en tu caso.